Debemos aprovechar al máximo las enseñanzas que a cada paso recogemos, aprender a vivir más simples y a crear y multiplicar los momentos felices.
Así y todo, las personas necesitamos nuestro cable a tierra, necesitamos sobre todo crear mundos interiores. Necesitamos entender que el mundo allí afuera no es ni por lejos todo lo que existe.
Somos mundos en sí mismos, mundos que podemos enriquecer y vivir plenamente. Y creamos pequeños mundos también dentro de nuestro mundo interior.
Estos mundos pueden abrirse ante nosotros volando a través de las letras de un libro, escribiendo o quizá dejando fluir nuestras emociones por medio de la pintura o la música.
No sólo el arte abre mundos dentro nuestro, también pueden hacerlo las actividades recreativas, la ayuda solidaria, la reuniones con amigos. Algunas son en solitario, otras relacionándonos con otras personas.
Con el mundo de allá afuera debemos fluir y aceptarlo con sus cosas buenas y también con las malas e incluso las terribles.
En cambio a los mundos nuestros, los que creamos, podemos elegirlos. Y pueden ser tan maravillosos como el mejor de los cuentos más felices y a la vez ser totalmente reales.
Quizá lo que nos diferencie, en verdad, de los animales y nos haga verdaderamente libres sea justamente nuestra capacidad de crear nosotros mismos nuestros propios mundos.
¡Hagámoslo!
Sergio W